En el barrio San Nicolás, los abuelos incorporaron un hábito: caminar las calles hacia el centro de Jubilados y Pensionados todas las tardes. Un ámbito de encuentro, fraternidad y contención donde nunca falta el baile ni una exquisita comida para saborear.

Son “Los amigos de San Nicolás”, institución fundada en mayo de 2014, y que involucra tanto a jóvenes como adultos en las acciones ejecutadas para su progreso. Ampliaron las instalaciones con gran esfuerzo. Colocaron un enorme toldo para cubrir la puerta principal y edificaron la cocina.

El grupo consolidó un método de trabajo con un rol específico para cada miembro. Diagramaron un esquema y designaron un responsable en las diferentes tareas: programar los viajes, idear actividades recreativas, organizar los festejos o elaborar los deliciosos platos para degustar juntos.

Portadores de una energía contagiosa, incentivaron a los vecinos para concretar distintas iniciativas: efectuaron diversos trabajos en la zona para preservar su limpieza y lideraron campañas de concientización sobre tópicos vinculados desde la salud hasta la seguridad.

Muchos de ellos llegaron hace más de cuatro décadas; otros, radicaron a sus familias recientemente. Sin embargo, la antigüedad no es un requisito de admisión porque todos exhibieron su cariño por la zona donde nutrieron sus raíces.

Revelaron orgullosos la utilización de la entidad como una sede para las clases dictadas por el “Plan FinEs”. En una primera etapa, superaron los treinta egresados. Durante 2016, aumentaron la cantidad de alumnos. Los estudiantes próximos a finalizar la cursada decidieron continuar su formación y certificaron su inscripción en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. 

El mandatario comunal -Julio Pereyra- visitó el lugar para compartir un desayuno, oportunidad en la que destacó el compromiso del establecimiento con la comunidad y valoró la inventiva de sus integrantes para concretar sus proyectos.

“Recibir al Intendente es un estímulo para pelear por nuevas conquistas y afrontar los sinsabores que aparezcan en el camino. Llegó el momento de dar. Nuestro objetivo es ver el crecimiento del barrio”, expresó Amalia Ríos, Titular de la Comisión Directiva.

Niños, adolescentes o ancianos adquirieron un sentimiento de pertenencia que provocó una identificación absoluta con sus orígenes. Conquistaron cada esquina con compañerismo, alegría y unión.

“Disfrutamos en armonía. Encontrarnos es una verdadera terapia. Tenemos ganas de ayudar a los ciudadanos. No perdemos la esperanza porque aún nos atrevemos a soñar”, afirmó Víctor Otrera, otro integrante de la entidad ubicada en Cosme Argerich 1766.