“Tratamos de dejar un mensaje para que la gente reflexione sobre el desarraigo de la vida de hoy”, explicó Gastón Coronel, miembro del ballet y encargado de las puestas en escena. Él es quien imagina cómo van a ser los cuadros musicales, inspirándose en el día a día “viendo a los chicos, sus movimientos naturales, voy armando fragmentos. Todo lo que hago, lo saco de mi cabeza y pienso en qué le va a quedar mejor a cada uno”, contó.

Tres artistas del Instituto de Expresiones Populares, María Laura Dispaldro, Carlos Lasso y Mariano Cespedes, ambientaron las instalaciones con algunas melodías autóctonas interpretadas a través de la voz, la guitarra y el violín. 

En ese marco, se dio inicio a “KanKunapa”, que traducido del Quechua significa “para todos ustedes”, y consta de una serie de cuadros musicales que buscan la reflexión del público sobre las problemáticas ambientales que tienen lugar en el suelo argentino.

La iniciativa “surge del programa ‘Construyendo identidad´, que atiende las necesidades y contingencias sociales, destacando el cuidado de la tierra y nuestra cultura ancestral”, expresó Julio Picón, director del Instituto de Expresiones Populares.

Y agregó que las diferentes propuestas del instituto se pueden llevar a cabo porque “contamos con la confianza del intendente Julio Pereyra, para poder generar conciencia de lo nuestro cuando alguien va a ver una obra”.

El agua vale más que el oro

Una pantalla de fondo mostraba el cauce de algunos de los ríos que atraviesan las provincias argentinas. “Queremos contar las vivencias de la gente del interior, que defiende su hábitat y viven del agua, de su monte. Queremos hacernos cargo de lo que le sucede a los pueblos a través de distintos cuadros de danza”, explicó Miriam Paz, directora del ballet “Esteko”.

Es una fusión que rescata y afianza los orígenes de las tierras nacionales, y la defensa de los recursos que estas proveen. Por otro lado, no dejan de incluir problemáticas sociales como el trabajo infantil.

En este marco, Ramón, vecino del barrio comentó que disfruta de “tener la posibilidad de mirar buen arte y que encima, sea de la cultura autóctona”.

En la primera fila de la audiencia, se encontraba Rocío, quien supo estar en el escenario con el ballet pero por contingencias personales, debió dejar de formar parte. “Anhelo volver a bailar con ellos”, comentó, mientras cargaba a su bebé en brazos. “Ellos enseñan muy bien y logran transmitirlo con el baile”, contó.

Finalmente, Carmen, vecina de 9 de Julio, sostenía su mirada en cada uno de los movimientos del cuerpo de baile. “Es hermoso”, sintetizó y remarcó la importancia de transmitir mensajes a través de la danza.