Por cuarto año consecutivo, dictaron talleres de reanimación cardiopulmonar (RCP) y primeros auxilios en diferentes establecimientos educativos de la localidad con la misión de capacitar a los estudiantes mediante procedimientos básicos para salvar vidas. 

El período de instrucción tuvo una duración de dos meses. Durante abril y mayo, alumnos pertenecientes al colegio Centenario, el Instituto Sagrado Corazón más las escuelas          EES N°5, EES N°1 y EES N°2 aprehendieron conocimientos fundamentales para aplicar ante emergencias.

La RCP es un procedimiento simple que, a través de la compresión del pecho, permite mantener la circulación de la sangre tras la detención del ritmo cardíaco. La ausencia de circulación ocasiona el rápido deterioro de órganos esenciales como el corazón o el cerebro. Comprimir el pecho con fuerza y velocidad aumenta la posibilidad de supervivencia tanto de adultos como adolescentes que sufren un paro cardíaco súbito.

Los consejos brindados por los especialistas al estudiantado para el auxilio de un ciudadano que padece una cardiopatía fueron:

* Descartar la existencia de algún riesgo evidente al acercarse a la víctima -choque eléctrico, intoxicación por gases, circulación vehicular-. En el caso de existir, aguardar la intervención de personal especializado.

* Evaluar el estado de conciencia de la víctima. Tomar a la persona de los hombros y con una leve sacudida mirar si respira normalmente y preguntarle en voz alta: ¿Me escucha? ¿Qué le pasa?

* Llamar al número de emergencias médicas local para pedir una ambulancia o solicitar ayuda policial. Averiguar si el lugar cuenta con un desfibrilador externo automático (DEA).

* Comenzar con las maniobras básicas de RCP:

- La víctima debe estar boca arriba y sobre una superficie dura -piso o tabla- e iniciar de inmediato las maniobras de compresión: colocar el talón de una mano y luego la otra encima. Entrelazar los dedos en el centro del esternón, entre los pezones. Si se cuenta con el DEA, utilizarlo desde este momento.

- Adoptar una postura erguida. Los hombros alineados encima del esternón de la víctima; con las manos aplicar presión cargando el peso del cuerpo sobre los brazos rectos de manera que el esternón baje 5 centímetros.

- Realizar compresiones a un ritmo rápido y sostenido -mínimo de 100 por minuto- hasta que llegue la asistencia médica.